1. Apoyarás la causa de los pobres

Apoyarás la causa de los pobres
Apoyarás la causa de los pobres

...Y vio Dios cuanto había hecho y vio que estaba muy bien... Gen. 1, 31

El ser humano nació en una tierra provista de condiciones para proporcionarle sustento y posibilidades de crecimiento. Durante largo tiempo ha vivido en una armonía y encaje a veces dramático con la tierra que habita. En ella ha crecido y se ha desarrollado compartiéndola con todos los seres vivos, venerando agradecido a la Madre Tierra y adorando a Dios Creador.


Hasta no hace demasiado tiempo, la armonía con el entorno, con la naturaleza, se ha mantenido en un equilibrio no exento de tensiones y violencias, pero este equilibrio se ha roto y el hombre, en su ir haciéndose mayor, ha olvidado que no es propietario de la tierra, ha comenzado a ver su sola capacidad y, actuando en un espejismo de poder, ha comenzado a explotarla sin medida ni control; en su afán de dominio y de poder ha abusado no sólo de la tierra sino de todo lo que contiene, incluidos los propios seres humanos que la habitan, sus hermanos, y así nos damos cuenta ahora que "entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra" (LS 2).

Esta conciencia, que despierta y surge ya como un clamor y que nos interroga -"¿dónde está tu hermano?", ¿qué has hecho, que estás haciendo con la tierra que puse a tu cuidado?-, aparece como el grito, la voz de Dios que nos llama de nuevo para que recuperemos memoria del mandato cuidarás de la tierra y cuidarás de tu hermano.

Siguiendo la voz de la encíclica Laudato Si´ del papa Francisco, que recoge y nos comunica ese clamor, comencemos ahora, hoy, el recorrido que nos hemos propuesto para recuperar el equilibrio y la armonía perdida, respondiendo al primer mandato del decálogo, "Apoyarás la causa de los pobres", que es como el hito de partida en el camino que hemos de recorrer. Este mandato nos dice que aprendamos a reconocer a los pobres, quiénes son, que les preguntemos "¿cómo vives, dónde vives?" para poder escucharles "venid y veréis" (Jn 1, 39).

Voces que claman...

Donald Moncayo

Habitante de Santa Cruz, en Sucumbíos (Ecuador)

"Hasta los 17 años he vivido pensando que era natural tener manchas de petróleo en nuestros ríos, tierras y caminos. Recuerdo que cuando era niño mi madre nos enseñaba que antes de entrar al río a bañarnos, debíamos poner jabón en la palma de nuestras manos, luego acercarnos al río con cuidado y poner primero nuestra manos en el agua, de esta manera las manchas de petróleo se alejaban un poco y solo entonces entrábamos al río, pero haciendo puño y manteniendo nuestras manos cerradas siempre, para que el jabón no se acabara; esto permitía que antes de salir del agua volviéramos a abrirlas para que el petróleo, que ya había vuelto, se alejara de nuevo. De esta manera salíamos sin manchas de petróleo en el cuerpo".

Así nos cuenta Donald Moncayo la dramática realidad que viven los pueblos de Sachas, Sushufindi y Lago Agrio en la Amazonía ecuatoriana; debido a la contaminación causada por la empresa petrolera Chevron-Texaco, desde el año 1964 hasta 1992.


Helder Cámara

Obispo brasileño (1909-1999)

"No podemos imaginar hasta qué punto la herencia de la miseria deja marcas en el ser humano, marcas de servilismo y de fatalismo... Es lastimoso ver cómo caminan a veces los pobres habitantes del medio rural, marcha de esclavos, mirada de esclavos, palabra de esclavos. ¿Qué significa anunciar el Evangelio a estos hombres sino promoverlos, despertando en ellos la conciencia de desarrollo, de autopromoción, de libertad?" .


"Si les doy de comer a los pobres me dicen que soy un santo, pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están mal, me dicen que soy comunista".


Hélder Cámara (1909 ‐ 1999) fue un obispo brasileño que se caracterizó por la evangelización y defensa de las masas que sufren la miseria en los países empobrecidos. Conocido como "obispo de los pobres", fue la prueba viviente de que es posible una teología de la liberación manteniéndose fiel a la Iglesia“.

GRITOS DE JUSTICIA EN LA AMAZONÍA ECUATORIANA

Moncayo representa a 30.000 personas afectadas por la irresponsabilidad empresarial que ha dejado contaminados ríos, pantanos y tierras de comunidades indígenas y campesinas de dicha región.

"A los 17 años, por razones familiares salí de mi pueblo y conocí otros lugares, donde los niños y jóvenes vivían en campos limpios y se bañaban y tomaban agua directamente de los ríos. Y estos ríos y lagunas no tenían ni una sola mancha de petróleo. Fue entonces, cuando me di cuenta de que la vida en mi pueblo no era normal, que algo estaba mal. Comencé a leer, investigar y desde esa época hasta ahora, no he dejado de luchar para que la empresa Chevron-Texaco reconozca sus delitos contra la vida, los Derechos Humanos y los Derechos del Medio Ambiente".

Donald Moncayo explica que Texaco construyó 22 piscinas de separación de aguas de formación (líquido altamente tóxico, que se encuentra en el subsuelo antes del crudo) y 880 piscinas de mantención del crudo. En la práctica, la empresa derramó más de 16,8 millones de galones (63,5 millones de litros) de petróleo en el ecosistema; 18,5 mil millones de galones (70 mil millones de litros) de aguas tóxicas arrojadas a los suelos y aguas, y 235.000 millones de pies cúbicos de gas (6.650.500 m3) quemados al aire libre.

"Hasta la fecha, miles de familias sufren las consecuencias de esta contaminación, enfermedades de la piel, diversos tipos de cáncer, enfermedades estomacales, tierras agrícolas altamente tóxicas, pobreza extrema. Eso es lo que ha dejado la empresa que llegó de la mano de nuestros gobiernos diciendo que traía progreso y desarrollo para nuestra gente".

La petrolera Texaco, fusionada a la Chevron en 2001, explotó hidrocarburos de 1964 a 1992 sin cumplir con las normas mínimas ambientales exigidas a esa industria. Dos millones de hectáreas de la Amazonía ecuatoriana están afectadas y 30.000 personas iniciaron hace más de dos décadas una intensa lucha para que Chevron-Texaco pague una indemnización.

En 2011, un tribunal ecuatoriano determinó la responsabilidad de Chevron en la contaminación ambiental en la Amazonía de ese país, y ordenó a la empresa pagar una indemnización. En 2013, la Corte Suprema de Ecuador ratificó el fallo del tribunal inferior y estableció la remuneración de 9,5 mil millones de dólares, sin embargo, Chevron se ha negado a pagar.

Las poblaciones afectadas requieren de la más amplia solidaridad internacional. Una forma de apoyar, indica Donald Moncayo, "es organizarse y luchar para que estas empresas petroleras no sigan llevando la contaminación, la muerte y la destrucción a otras partes del mundo".

¿Qué puedes hacer

(o dejar de hacer)?


1. Reflexionar sobre las causas de la degradación ambiental y de la pobreza y sobre cuáles son sus consecuencias, puede ser un buen comienzo para tomar partido e implicarse de una manera más decidida en el cuidado de la creación. Desde Enlázate por la Justicia queremos contribuir a promover esa reflexión, por eso te animamos a estar pendiente de las novedades de la campaña y a participar en las acciones que se pongan en marcha. La campaña se divulgará en diócesis y parroquias para invitar a la participación. Recuerda: cada dos meses lanzaremos un nuevo principio del decálogo verde.

4. Ahonda en tu compromiso con las actividades sociales en las que colaboras, si ya participas, o plantéate colaborar, si no lo haces. Son muchas las actividades y organizaciones de Iglesia que adoptan la causa de los pobres como la suya propia. Es un momento apasionante en el que podemos abordar los problemas sociales y ambientales, como lo que son, un gran reto que nos atañe a todos y a todas.

2. Si puedes, no dejes de leer la encíclica Laudato Si´ (LS).

Las palabras del papa Francisco son reveladoras sobre la situación del mundo, te ayudarán a comprender mejor qué está pasando y cómo podemos contribuir a un mundo mejor y más justo para todas las personas.

5. Cuando camines por la calle trata de pasar del ver al mirar, del oír al escuchar. Hazte consciente de la realidad de pobreza que existe a nuestro alrededor, en las calles, en las plazas, en los cajeros de los bancos (causantes muchas veces de esa indigencia), en las colas de los comedores sociales. Acércate a los Centros de Internamiento de Inmigrantes, visualiza esa realidad y escucha al pobre, a la persona privada de Derechos, si se acerca a ti. En ella está Jesús. Y pregúntate por qué, siempre ¿por qué?

3. También en común.

 La reflexión personal es muy importante, pero ¿qué nos dices de fomentar la reflexión comunitaria en tu parroquia, en tu familia, en tu trabajo o entre tu grupo de amigos? Una buena manera puede ser compartir los contenidos de la campaña o impulsar alguna actividad para reflexionar conjuntamente. Por ejemplo, ¿qué tal si organizáis un grupo para leer y comentar en común la LS? La lectura puede ser más enriquecedora en grupo y es seguro que podréis sacar interesantes reflexiones en común.

6. Vivimos en un hermoso mundo, un milagro en medio del universo con las condiciones justas y adecuadas para que se dé la vida, en toda su maravillosa diversidad y hermosura. Es un gran regalo, y es justo dar Gracias a Dios por todas aquellas cosas maravillosas que nos ofrece la Tierra y pedirle que nos ilumine en nuestro compromiso para el cuidado de la Creación.

Oración


Padre nuestro que estás en el cielo y también junto a nosotros y en el interior de todo lo creado.

Santificado sea tu nombre

por el soplo del aire y el rumor de las aguas, la fecundidad de la tierra, la belleza de los valles y los montes, la existencia de todos los vivientes, y la dignidad de los seres humanos.

Venga a nosotros tu Reino de verdad y de vida, de justicia, de amor y de paz.

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; tu voluntad de ver felices a todos tus hijos e hijas, de que toda manifestación de vida sea respetada.

Danos hoy nuestro pan de cada día para que partido y compartido todos lleguen a tener lo suficiente y puedan vivir su vida en plenitud.

Perdona nuestras ofensas, nuestra falta de amor a los demás, nuestro afán de acaparar sin compartir, nuestro individualismo egoísta, nuestra explotación de la naturaleza, nuestra falta de cuidado por otras especies y de solidaridad con las futuras generaciones.

Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden buscando la reconciliación por la justicia y la paz.

No nos dejes caer en tentación de volverte la espalda, de ignorar a los hermanos o hermanas, de olvidar o descartar a los pobres, de convertir el cuidado de la Creación en abuso y explotación.

Y líbranos del mal, el mal de destruir o maltratar la vida de cada ser, la armonía del Universo.

Agenda

Descargar el archivo del primer punto del decálogo verde "Apoyarás la causa de los pobres":