La COP30 avanza en participación social, pero evita decisiones clave para frenar la crisis climática

10.12.2025

La mesa redonda "Tras la COP30: logros, fracasos, aprendizajes y compromisos", moderada desde la Fundación Pablo VI, reunió a representantes de la Iglesia, ONG internacionales y expertos climáticos para evaluar los avances y límites de la Cumbre. El balance general combinó esperanza y frustración: se reconocieron progresos —mayor presencia de la ciencia, más visibilidad de la sociedad civil y actores no estatales—, pero el texto final fue considerado insuficiente, especialmente por la falta de una hoja de ruta clara para abandonar los combustibles fósiles. Se denunció la influencia de lobbies fósiles y agroindustriales, así como la continuidad de grandes subsidios públicos.

En financiación climática, se reclamó mayor apoyo a países del Sur, reconocimiento práctico de la deuda ecológica y un Fondo de Pérdidas y Daños con recursos muy superiores a los disponibles. Se insistió en que la transición debe ser justa, incorporando derechos de personas trabajadoras y comunidades afectadas, con especial atención a sectores como agricultura o minería. También se cuestionó la lentitud del multilateralismo y se pidió reformar sus mecanismos para responder a la urgencia climática, incluyendo impulsar marcos alternativos como un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles.

La COP30 destacó por una presencia inédita de la sociedad civil: más de 50.000 manifestantes, fuerte participación indígena (5.000 personas, 600 acreditadas), y delegaciones eclesiales coordinadas que lograron avances concretos en la protección de territorios en Brasil. La inclusión formal de la "agenda de acción" en el texto final facilita que compromisos no estatales influyan en políticas nacionales. Las personas participantes subrayaron que la sociedad civil es un contrapeso esencial frente a los intereses corporativos y que su presión mantiene vivo el impulso político.

La perspectiva desde Filipinas recordó la dimensión humana del clima: tifones devastadores, comunidades vulnerables y gobiernos poco firmes ante grandes empresas extractivas. Se enfatizó la necesidad de denunciar proyectos que agravan el sufrimiento local y exigir responsabilidades a los mayores emisores.

En comunicación climática, se observó una ciudadanía muy preocupada pero expuesta a narrativas negacionistas. Se pidió centrar el discurso en beneficios concretos de la transición —salud, menor contaminación, transporte eficiente— y visibilizar ejemplos prácticos. La eliminación de subvenciones a los fósiles (6.000 millones de euros en España) se señaló como medida prioritaria.

Respecto al sector agrícola, se destacó su vulnerabilidad y la urgencia de apoyos estructurales para transitar hacia la agroecología tras décadas de dependencia de modelos intensivos. Sobre el sector privado, se reclamó transparencia, regulación contra el greenwashing y acompañamiento a pymes para transformar cadenas productivas.

Como acciones prioritarias se propuso: exigir la traducción de compromisos de la COP en políticas nacionales concretas (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC en España), inventarios de subvenciones, planes de abandono de fósiles); reforzar la financiación internacional para adaptación y pérdidas y daños; articular mejor la agenda de acción con las contribuciones nacionales; sostener la movilización social entre cumbres; y fortalecer alianzas Iglesia–sociedad civil para amplificar el mensaje ético y apoyar a comunidades vulnerables.

La conclusión común es que la COP30 avanzó en visibilidad y en afirmar la ciencia, pero falló en decisiones audaces. Hasta la COP31 se recomienda: impulsar la declaración de Belém y una hoja de ruta contra los fósiles; presionar al gobierno español sobre PNIEC y financiación; mejorar la comunicación pública; y exigir financiación real para pérdidas y daños. Se insistió en escuchar la ciencia, promover una transición justa y asumir la responsabilidad moral subrayada por el papa Francisco para enfrentar la crisis climática.

Montse Serrano, comunicación Enlázate por la Justicia